El programa de Mentorías de Formando Chile nace de la necesidad de desarrollar junto a los estudiantes, conocimientos y habilidades que les permitan ingresar a la educación superior y ser ciudadanos comprometidos con su comunidad.

Las actividades que forman parte de las Mentorías tienen como objetivo potenciar las habilidades socioemocionales de los estudiantes, a través de clases de matemática, lenguaje y autoconocimiento; dirigidas a estudiantes de 3º básico a II medio. Este acompañamiento se realiza a través de un voluntariado que es levantado por la organización, donde principalmente son estudiantes universitarios los que participan.

El grupo de voluntarios de las Mentorías está compuesto durante 2019 por 90 jóvenes, los que mantienen un contacto permanente con los estudiantes y la comunidad, generando así una vínculo real con los niños, niñas y jóvenes. Relación que trasciende de la sala de clases.

Es por esta misma razón que los postulantes a ser voluntarios del programa deben pasar un proceso de selección, identificando quienes serían los participantes idóneos para convertirse en mentores. “Uno de los desafíos más grandes es que, a pesar de que esto es un voluntariado, debemos transmitir a estos mismos voluntarios que cada palabra, cada ejercicio que se hace con los estudiantes importa y que tiene que hacerlo de la mejor manera. Es traspasarles que esto debe ser un voluntariado extremadamente profesional. Otro de los desafío es cómo hacer que los estudiantes aprendan, lo pasen bien, se vinculen con los mentores y los otros niños”, destaca Pablo Hormazábal, director social Formando Chile.

Son 165 los estudiantes que participan este año en las clases que se realizan cada sábado de 10:30 a 13:30 horas de manera simultánea en las 6 sedes establecidas: Colegio CREE de Cerro Navia, Instituto Padre Hurtado, Colegio Santa Teresa, Colegio Santa Luisa de Huechuraba, Colegio San Juan Diego de Recoleta y la Casa Comunitaria de Formando Chile que recibe a niños, niñas y adolescentes de las comunidades de El Barrero y La Pincoya.

Casa Comunitaria en El Barrero

Este año se destaca el considerable aumento de un 25% de estudiantes que se sumaron a las clases y la mayor diversificación de mentores a cargo de estos grupos, así como la instalación de la sede “Casa Comunitaria” en la Población El Barrero de la comuna de Huechuraba, luego de haber permanecido durante nueve años en la población “La Pincoya”, de la misma comuna. “El desafío de instalarnos en un nuevo barrio es comunicarle a la comunidad lo que estamos haciendo, que conozcan el proyecto ya que éste forma parte de un proceso de co-construcción entre Formando Chile y los barrios”, comenta el Director Social.

La Casa Comunitaria de El Barrero, además de ser sede para la realización de clases a estudiantes, también es el hogar estable de cinco voluntarios que vieron en este lugar la oportunidad de conocer e involucrarse aún más en la historia de la comunidad, así como en la vida de los niños y jóvenes que participan de las Mentorías.


Aunque las obras de acondicionamiento de la sede comenzaron a mediados de febrero y sus clases ya llevan un par de semanas, recién el 13 de abril se inauguró oficialmente la casa, dando el inicio oficial al programa en Huechuraba. “La idea de esta inauguración es conocernos, que cuenten con nosotros y sepan que este es un espacio para sus hijos y estudiantes y que acá van a poder contar con apoyo académico y socioemocional”, enfatizó Hormazábal.

El recibimiento de la comunidad al programa, a la sede y a los ‘nuevos vecinos’ ha sido destacada por todos sus actores, así lo señala María José Eskenazi, coordinadora de habilidades sociales del programa de Mentorías Formando Chile, “Estamos muy contentos de la recepción de los vecinos, nos han acogido muy bien, hemos podido entablar buenas relaciones con ellos y de a poco nos vamos acercando más, nos invitan a actividades, a las ‘pichangas’, a las clases de zumba y los vemos aquí también los sábados con los estudiantes que son vecinos del sector”. De igual manera, Pablo Hormazábal comenta, “Hemos tenido mucha suerte por el recibimiento hacia nosotros, el programa y los cinco voluntarios que viven acá, ha sido muy positivo”.

La vocación de ser voluntario

El compromiso de los voluntarios, va más allá de una actividad de una vez a la semana, implica total profesionalismo y vocación. El trabajo exige también una preparación adicional, utilizando las herramientas que Formando Chile entrega a sus colaboradores.
“Para que los voluntarios lleven a cabo las clases trabajamos con planificaciones que entregamos a los mentores realizadas por pedagogos, que alinean los objetivos de aprendizaje de las materias con los temas globales de habilidades socioemocionales que se trabajan durante el año, además de eso se considera material de apoyo adjunto para desarrollar cada clase”, describe Eskenazi.

Además de ello se considera la disposición de materiales específicos para las clases, entre ellos mucho material concreto para utilizar en la horas de matemáticas, asignatura que se estudia con el método Singapur, apostando por una forma de enseñanza que les haga sentido a los niños, permitiéndoles resolver problemas cotidianos, más que como una materia abstracta.

Todo lo anterior tiene como finalidad entregar herramientas que potencien las capacidades y habilidades de los estudiantes de forma integral, “que puedan enfrentarse día a día a la vida, poder solucionar problemas, poder enfrentarse a distintas situaciones donde tengan imprevistos y sepan salir adelante, puedan tomar decisiones con fundamentos, puedan relacionarse y formar vínculos con otras personas. Por eso lo llamamos desarrollo integral”, destacó la Coordinadora de Habilidades Sociales.

Nuestra proyección

El desafío de un programa ambicioso y comprometido, es cada vez mayor. Con estudiantes motivados, cuya asistencia supera el 80% cada sábado y mentores voluntarios que superan el 90% de asistencia a todos los encuentros, Formando Chile consolida el programa de Mentorías que ya lleva formalmente tres años en ejecución, así lo destaca Pablo, “Nuestro desafío es continuar trabajando para que más niños lleguen al programa; que los talleres, además del sábado, se puedan hacer toda la semana y poder ser un aporte real a la comunidad”.